jueves, 17 de septiembre de 2009

El beso torpe


Retiro. 09.20 AM. El gusano termina su recorrido y miles de larvas emergen de su caparazón metálica. El camino habitual muestra poco, una aglomeración de potenciales descuidistas en tránsito homogéneo. A lo sumo, un descomunal culo de tapa, roba algún segundo de atención al cruzar frente a un kiosco de revistas. El camino de ese día mostró algo más. Eran dos brazos de hombre grande moviéndose impunes, pero incómodos, en la espalda de ella, también mayor. Sus cabezas se unían por las bocas y también por las narices y las orejas. Había poco entrenamiento, mucho olvido. Estaban fuera de tiempo, por edad y horario. La imagen chocaba a la visual de las larvas en edad productiva, que se corrían ligeramente, buscando pasar unos centímetros más lejos del espectáculo. La columna de un amor brujo sostenía ahora un amor viejo. Dos ancianos desentrenados besándose torpemente, en busca del tiempo perdido.

4 comentarios:

  1. Sabés que me gusta mucho lo que hacés. Quizás por el "marco" ferroviario, que me pega quien sabe dónde. Pero no sólo por eso. Las imágenes que transmitís son atrapantes.
    Te sigo siguiendo!!!

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  2. siga, siga, como diría Lamolina (cuando el tren está por parar en una estación previa a la que él se dirige). Gracias por el mensaje y debo un tute cabrero sobre rieles. Abrazo.

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  3. Bellísimo relato, Santi!
    Me dio un poco de envidia sana.

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